No sólo
los niños y los pájaros consumen gustosos las cerezas sino también a los
adultos les agrada la fruta de esta rosácea, a causa de su pulpa refrescante.
La cereza (prunus avium), denominada cereza común o mollar en castilla; cirerer
en Cataluña y cerexo en Galicia, es una especie cultivada de la cereza
silvestre que alguna que otra vez descubrimos en nuestros bosques y espesuras y
que antiguamente se daba en casi tosa Europa, hasta en Noruega, con abundancia.
La guinda (prunus cerasus), guindo común en Castilla y guindeira en Galicia,
procede del Cáucaso, donde todavía existe en estado salvaje.
Examinemos
las cerezas en cuanto a las energías que contienen y sus posibilidades de
aprovechamiento. Actúan, como la mayor parte de las rosáceas, en las vías
gastrointestinales y en sus órganos anexos, la glándula hepática y el páncreas.
Como las
fresas, las cerezas son también ricas en glucosa (12 por 100), lo que les da un
buen índice de saciedad. La guinda tiene el mismo contenido de glucosa, pero
además tiene ácidos orgánicos (0,9 por 100) que condicionan su sabor. Estos
ácidos vegetales actúan como depuradores en el metabolismo y como elementos
antibacterianos, desinfectantes y recolección, tomar 1 kg de cerezas diario elimina muy pronto la
atonía intestinal o el estreñimiento. El contenido elevado en minerales (0,7
por 100) convierte a la cereza en un medio dietético de primera fila. Consigue
anular graves deficiencias en la nutrición por el excesivo consumo de harina
blanca, azúcar refinada, carne y especias. Los obesos que quieran adelgazar
deberían someterse a una dieta total de cerezas, ya que son perfectamente
soportables. Se tiene la sensación de haber comido abundantemente y, sin
embargo, se consigue una notable reducción de peso ya que falta los auténticos
portadores de energía, grasa y proteínas, así como también la sal.
Los
antiguos médicos conocían las propiedades dietéticas de la fruta del país mejor
que nosotros y las aplicaciones con éxito en sus curaciones. ¿Por qué hemos de
tener abandonado este valioso remedios que nos ofrece la naturaleza? En mi
opinión, la cura de cerezas en primavera tiene la misma justificación que la
mucho más conocida cura de uvas en otoño.
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