El
manzano (Pirus Malus) ya era conocido y apreciado entre los pueblos cultos de
la antigüedad. Tropezamos con el cultivo de la manzana tanto entre los israelitas,
griegos y romanos, como entre nuestros más lejanos antecesores. De la Edad
media tenemos numerosos testimonios que nos informan sobre el alto nivel del
cultivo de la fruta y más especialmente de la manzana silvestre. En
numerosos cruces con tipos de Europa, Asia
y Ultramar, se dieron en el curso de los siglos las variedades hoy conocidas,
que vienen a sumar en total más de 600.
En
España pueden incluirse entre las manzanas genuinas, los peros y las camuesas. En
estado silvestre se encuentran sobre todo en N.E. de la Península, recibiendo el
nombre de pomera borda, en Cataluña, peraza silvestre o maguilo en Castilla y
caruceiro den Galicia. Se encuentran cultivadas en todas las provincias españolas,
especialmente en las septentrionales. Reciben multitud de nombres vulgares,
pumar en Asturias, manzano en Castilla, pomera en Cataluña y maceira en
Galicia.
Muchos
millones de manzanos proporcionan hoy no sólo un apetitoso alimento, sino
también una valiosa materia prima para numerosas ramas de la industria, como
son la fabricación mermeladas y zumos.
Botánicamente
el manzano pertenece a la familia de las Rosáceas tan útil para nosotros.
Composición
Aunque
el análisis químico de la fruta nos da una imagen débil de la eficacia de la manzana en el
organismo vivo, puede convenir darlo a conocer para permitir una comparación
con las demás especies de frutas. Por término medio se obtienen los siguientes
valores en la manzana cruda;
Agua 83,9
Proteína
0,4
Grasa 0
Hidrato de carbono 13,3
Ácidos de
fruta 0,65
Minerales 1,7
Exceso
de bases 1,7
Calorías
59
Aparte
de sodio, magnesio, fósforo, azufre y cloro, se comprobado la presencia del
ácido silícico de aluminio. A esto se agregan las combinaciones estéricas de
los ácidos de la fruta que condicionan su grato perfume y la pectina, fécula que
puede retener un gran volumen de agua. La manzana ha alcanzado en los últimos
tiempos su plena consideración como insustituible medio de curación, aunque
siempre fuera famosa por sus efectos curativos.
Fuente:
La alimentación y la salud de Ernesto Schneider.
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