Pieles grasas:
Las
pieles grasas tienden a congestionarse, con la consiguiente formación de granos
y puntos negros.
La higiene es muy importante, con cuidado de
no alterar el pH natural de la piel.
Están
indicados los aceites esenciales astringentes y antisépticos, como los del
árbol del té, bergamota o geranio. Generalmente, el aceite base debe ser un aceite
ligero para que se absorba fácilmente. Son ideales los de hueso del albaricoque,
hueso de melocotón o Yoyoba.
La piel grasa se identifica por ser gruesa y amarillenta, presenta poros muy dilatados, acné, brillos, puntos negros y pústulas. Las secreciones sebáceas son muy abundantes, tanto que “asfixian” a los poros. Es la más común en la época de la adolescencia.
El sudor es uno de los enemigos principales de esta piel ya que provoca más grasa. Suelen resistir muy bien los cambios climáticos. Debido a la gran cantidad de sebo que tiene la piel, ésta se mantiene flexible ayudandola a envejecer tardíamente.
Para que algunos de los signos visibles no se vuelvan más severos, este tipo de piel necesita de unoscuidados básicos por la mañana y por la noche.
- El Limpiador: usar una limpiadora con textura en gel para no aportar más grasa a la piel.
- El tónico: debe ser astringente para absorber la grasa, matificar, secar los granitos y cerrar los poros. Una de las cualidades que tiene el tónico, actúa quitando pieles muertas pero en menor medida que la exfoliante.
- La hidratante: Es recomendable una textura fluida y libre de aceite para aportar a la piel el agua que necesita y sin engrasarla.
Basta un día con la piel sin limpiar para que aparezcan los brillos, los granitos, los puntos negros,...
Pieles secas:
Las pieles
secas se arrugan más fácilmente que las pieles grasas, en especial si se
exponen demasiado al sol o a la calefacción central. Además necesitan hidratarse
a fondo y regularmente.
Estás
pieles tienden a ser sensibles, de forma que las esencias indicadas son las
suaves como las de madera de sándalo, manzanilla y rosa.
Los
aceites base ricos y nutritivos como los de avellana, aguacate y onagra son
valiosos agentes hidratantes.
Con el paso de los años, la piel va perdiendo agua y le cuesta más almacenarla, por esto mayoritariamente, son las personas mayores las más propensas a tener una piel seca.
La piel seca suele ser muy fina, clara, rosacea, opaca y tiene los poros muy cerrados, casi imperceptibles e incluso, a veces, se hacen visibles pequeños capilares. Tiene la secreción sebácea muy disminuida y esto le ocasiona pérdida de elasticidad, acentuando las arrugas y las líneas de expresión. Debido a la gran ausencia de sebo, raramente aparecen granitos.
Este tipo de piel, al tener una gran carencia de agua necesita mucha hidratación, de ahí que, las cremas específicas sean muy untuosas (combinan agua y aceites).
El cuidado básico se debe realizar por la mañana y por la noche, como en el resto de los casos.
- El limpiador: debe ser en textura leche, para hidratar y limpiar.
- El tónico: tiene que ser muy suave y sin alchool ya que resecaría aún más el rostro, pudiendo llegar a ser muy abrasivo.
- Y la hidratante: escogerla en textura crema para rellenar la carencia de agua que tiene la piel. Para una piel muy seca y con mucha tirantez, también hay hidratantes en aceite.
Complementariamos aún más el aporte que le damos a la piel con la limpieza, si por la noche, en vez de utilizar una hidratante de día, utilizasemos una crema nutritiva (crema de noche). La nutritiva, como bien dice la palabra, a parte de hidratar también aporta nutrientes a la piel mientras esta descansa.
Pieles maduras:
Envejecer
es inevitable, pero los aceites esenciales pueden hacer mucho para retrasar sus
efectos.
El uso
regular de un tratamiento facial con aceites que estimulan el crecimiento de
nuevas células y previenen las arrugas (lavanda, neroli e incienso) resulta
vital.
A medida que se avanza
en edad las células de la piel se encogen y se vuelven más frágiles,
por eso es mucho más sensible y necesita cuidados especiales. Además los agentes
agresivos derivados de la incontinencia pueden sensibilizar aún más la piel,
por lo que se debe mantener una limpieza y una hidratación adecuada.
Lavarse frecuentemente con agua destruye la barrera
protectora natural de la piel, por lo que es conveniente usar lociones de
limpieza con agentes hidratantes. Después, lo mejor es proteger la
piel con cremas barrera (en el caso de incontinencia y
para alejar la humedad continuada) o lociones hidratantes que devuelvan
esta protección natural.
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