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miércoles, 26 de septiembre de 2012

La zanahoria, parte 1, fuente de vitamina A.



Se afirma frecuentemente que nuestra alimentación habitual es suficiente para procurar cantidades satisfactorias de vitamina A, tanto a los niños como a los adultos, puesto que la contienen la leche, la mantequilla, la yema de huevo, las hortalizas, las zanahorias y lechugas en su forma final o como caroteno.
Pero en contra se da el hecho de que muchos niños raquíticos, escrofulosos o tuberculosos y otros con deficiencias menos graves están necesitados de vitamina A. Así, ha demostrado numerosas investigaciones que precisamente los niños precisan frecuentemente mucho tiempo para ver en la oscuridad o después de deslumbrarse, es decir, muestran un dificultad de acomodación, que sabemos es un indicio de pobreza de vitamina A.
Análisis cuidadosos sobre las causas de insuficiencia en vitamina A o en carotinoides han dado por resultado que:
1.       Existe una oferta insuficiente en la alimentación.
2.       La mala digestión de las grasas perjudica a la trituración y absorción de los elementos activos disolventes de las grasas, entre los que figura la vitamina A y sus productos previos.
3.       Los procesos defectuosos de constitución y estructura del organismo conducen a la insuficiencia biliar.
Por tanto, la presencia en el organismo de suficiente vitamina A depende del conveniente consumo a través de la alimentación, de la existencia de una digestión normal de las grasas, en que desempeñan función decisiva los llamados ácidos grasos no saturados linólico y linoleico y del desarrollo normal del proceso metabólico tras la absorción de esos elementos a través del intestino.
La vitamina A es imprescindible para múltiples funciones orgánicas, polo que su insuficiencia en la alimentación debe evitarse bajo todos los conceptos. El modo más sencillo de lograrlo es consumir diariamente, a ser posible, entre medio vaso y un vaso de jugo de zanahoria.

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